"Una gota de pura valentía, vale más que un océano cobarde" Siempre gota a gota, eso es vivir. Feminismo y diversidad para mover el mundo

lunes, 13 de septiembre de 2010

DECALOGO PARA HACER POLITICA



I. Podemos empezar con un mandamiento escrito hace ya muchos años por Albert Camus: "Para ser hombre hay que negarse a ser Dios". Por eso los lideres políticos deberian llevar con ellos en el coche o tener en su despacho un Pepito Grillo que, como a los triunfantes mílites romanos, les recuerde que son mortales, señalándoles además con el dedo cuando se comporten como necios.

II. El segundo mandamiento viene de la mano de Adorno: " Piensa y actúa de tal modo que Auschwitz no pueda repetirse" Se trata pues, de evitar a cualquier precio el mal mayor.

III. "La bondad no basta y no basta porque no siempre el bien deriva del bien. En otras palabras, la política exige, a menudo, pactos con gentes nada angelicales. Es más, con frecuencia se trata de elegir no lo mejor, sino lo menos malo.

IV. Hay que tomar postura, incluso cuando no se este totalmente seguro de nada, porque la duda es compatible con la acción, sabiendo que cada decisión enfrenta una pérdida, porque cada decisión exige dejar de lado alternativas no escogidas, incluso al decidir se puede herir algún valor querido, porque a veces, habrá que apoyar, por ejemplo, alguna guerra para evitar males mayores.

V. Es preciso mancharse las manos, de lo contrario es apostar por la inacción. No hay alternativas impecables, pero hay que saber marcar la raya roja que no se debe sobrepasar, y no se trata de escuchar a Dios, a la razón ilustrada, a la moral universal o al derecho natural. Se trata de un esfuerzo reflexivo y cívico en el cual cada uno está solo y sin excusas.

VI. No conviene luchar contra males abstractos, porque no existen esos males, existen daños concretos y para combatirlos es preciso tener la mirada puesta sobre lo seres humanos, tan cercanos, tan reales y tan adoloridos. Estar con los de abajo es la apuesta, pues aunque hayamos aprendido que ni los "condenados de la tierra " ni la " famélica legión" nos van a conducir a ningún paraíso, todos tenemos derecho a una vida decente. Al fin y al cabo, la finalidad de la buena política no ha de ser otra que la disminución de la crueldad, de la injusticia y del dolor.

VII. Ocuparse del mundo, saber que la política no puede hacerse desde un campanario, que existen "otras voces y otros ámbitos", y aunque nadie lo haya probado, el movimiento de alas de una mariposa en Australia puede provocar un huracán en Montevideo.

VIII. Huir, como de la peste, de las consignas y de las manipulaciones y aplacar cuanto se pueda el sectarismo en sus cada vez más numerosas y variadas expresiones.

IX. Mirar y oír al adversario con la atención debida, porque nadie tiene en exclusiva ni la verdad ni el error. Además, negarse a escuchar equivale a perder una ocasión de aprender. Hay que tener muy presente que por necesarios que sean los cambios que se propongan, a la hora de la verdad éstos siempre producirán algún efecto preverso.

X. Luchar por las convicciones, incluso si hay que pagar por ello un alto precio. Conviene recordar que , hace ya muchos siglos, un hombre murió por sus ideas, aunque confesaba sin rubor " sólo sé que no sé nada..." y desde entonces otros muchos de igual estirpe y coraje han sufrido persecución por actuar en consonancia con sus credos.


Extraído del libro "La luz crepuscular"

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