La primera vez
que escuché el nombre de esa enfermedad, que no voy a recordar, fue cuando me
dijiste que te la habían diagnosticado.
Cada vez que
llega una recaída tiemblo, como esta mañana, y ya no sé cuantas van.
Se me pasa un
poco cuando escucho tu voz, tan bajita, tan apagada, pero ahí estas, una y otra
vez.
Querida amiga,
contigo me duele el alma cuando pienso lo injusta que es la vida, porque tú
eres un ejemplo de mujer luchadora y el camino no te ha sido ni te está siendo fácil, y ahora esto. Si me preguntan que es lo que me
gustaría borrar de mis vivencias, sin
duda alguna entre otras diría que esa
imagen de él sujetándote por el cuello, tú temblando, y todo lo que llegó
después, y es que me duele lo mal que lo has pasado, y siempre sin quejarte,
siempre en pie.
Ahora,
recupérate otra vez más, todo quedó atrás, ahora recupera las caricias que
mereces por las manos de quien te merece
y disfruta de tus maravillosos hijos.
Nos vemos mañana
o pasado, o los dos días.
Besos
No hay comentarios:
Publicar un comentario