Hace un año por estas fechas, estaba como siempre enfrentandome al barullo de las fiestas navideñas, todos los que me conocen, mi familia y amigos, saben que desearía que pasaran pronto, que no tengo ningún espíritu navideño, y que tan solo me gusta ver a mis hijas abrir los regalos de los reyes magos. ¡Y mira que lo intento! pero nada, todos los años lo mismo, y esa manía que tiene todo el mundo de echar la vista atrás y pensar en lo que te ha pasado este año, como si tuvieramos que hacerlo obligatoriamente en diciembre, que más dará hacerlo en agosto, digo yo.
Pero como todos los años, termino haciendo los mismo rituales que todos, Y cuando miro hacia atrás hoy me he preguntado ¿ quien me iba a decir a mi hace un año, que volvería otra vez a participar activamente en política?, o quizá es que no he dejado de hacerlo?
Hace más de cuatro años que me aleje de esto. Y la verdad es que han sido cuatro años estupendos, dedicados a mi familia, a mi trabajo, a mis aficciones, etc. Recoger a mis hijas del cole, ir a sus tutorías, y sus funciones de teatro, etc, y compartir con mi marido nuestro tiempo libre, no tiene precio.
Y sin embargo, otra vez de vuelta a esta locura. Mi madre dice que me salieron los dientes casi al mismo tiempo que entre en esto de la política, como dice ella.
Cuando hecho la vista atrás y valoro lo que he vivido gracias a la política, la local, que es la que me gusta, la del contacto diario con la gente, pues si, puedo entender que me guste.
Trabajar con grupos de adolescentes en riesgo de exclusión, cuando se puso en marcha el primer concierto con la comunidad de madrid de los servicios sociales de Valdemoro, sentir su alegría cuando me abrazaban por haber conseguido un trabajo, o aprobar un examen, y llorar cuando algunos se fueron, victimas de una dependencia mortal.
Conseguir que un grupo de discapacitados de mi localidad lograran su primer puesto de trabajo, gracias a la Fundación Carlos Martín
Parar el desahucio de Santos y la renegociación de su deuda con el IVIMA
Las negociaciones para traer de Santo Domingo a los nietos de Felisa, después del fallecimiento de su madre.
El observatorio de la violencia de género.
Que el hijo de Ricardo, tenga un puesto en el mercadillo de Valdemoro
Que las primeras mujeres, amas de casa hasta ese momento, se formarán gracias a las primeros cursos del INEN, de formación ocupacional, y constituir la primera cooperativa laboral formada por ellas mismas.
etc, etc, etc, recuerdo cada día algo así cuando me cruzo con algunos de mis vecinos, o cuando alguien me lo recuerda.
Visto así, se puede pensar que no tiene nada de malo, esto de la política y sin embargo...
Cuando mi marido y yo nos juntamos con algunos amigos y ellos recuerdan sus bailes en la discoteca, sus dias de cine, sus escapadas, él y yo, recordamos la campaña electoral, el mitin, el cartel que no llega, las encuestas, el merchandaising, conocí a mi marido y a la politica al mismo tiempo, cuando tenía 17 años.
Cuando nació mi hija mayor, tuvieron que provocarme el parto, 10 días de incubadora con un peso de 1,780, g todo por el stress de la campaña electoral.
Cuando me incorporé a mi trabajo, en el Ayuntamiento de Valdemoro, donde trabajo desde hace 20 años, tuve que denunciar por acoso laboral y por represalia políticas al entonces equipo de gobierno y hasta mi marido, Policia Local, ha sufrido las consecuencias de mi dedicación a la política en su puesto de trabajo, consecuencias que hoy persisten y a las que me enfrento día tras día, con la esperanza de que acaben pronto.
etc, etc, etc, recuerdo algo así , también prácticamente todos los días
A si que, no se si es que los que nos dedicamos a esto, los que lo hacemos por convicción, tenemos un punto de locura. Yo creo que en mi caso es así, que padezco locura política. Claro que no lo llevaría bien sino hubiese tenido buenos compañeros de viaje, los he tenido durante todos estos años, los de antes y los de ahora, y sino hubiese encontrado en mi vida personal el equilibrio necesario para soportar algunos cosas e incluso hacerlo con una sonrisa.
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